COVID-19: El arte, una ventana para ‘mirar’ las enfermedades y epidemias

Noticia escrita el: 14 abril, 2020 | Por: Admin

 

  

 

 

Lo que en este momento nos parece un volcán en erupción, día llegará en que deje de vomitar fuego […]

SANTIAGO DE LA VORÁGINE, La leyenda dorada, t. 1. 

El ser humano creó el arte como vehículo para encontrar sentido a su existencia. Nada escapa a la mirada atenta, a veces angustiada, del artista y de su público. El arte es exploración de los afectos, es una ventana que permite contemplar lo inefable, lo sagrado, como también lo concreto y hórrido.

Esa cualidad del arte ha hecho que su creación esté asociada, con mayor frecuencia, a las intranquilidades del espíritu: ausencia, desamor, morir o ver morir a los demás, pérdida, orfandad.

Las epidemias han acompañado al ser humano desde el inicio de las sociedades. Sin saberlo, las personas llevamos los microorganismos del contagio y hemos creado las condiciones para facilitarlo (hacinamiento, suciedad, pero también muestras de amor y fraternidad). El arte ha recogido meticulosamente nuestro ir y venir por esos momentos de desasosiego, como también nos ha brindado alternativas al frenesí, la desesperanza y la evasión.

Alberto Durero (1471-1528) logró hacia 1498 una de las estampas más conocidas en la Historia del Arte: Los cuatro jinetes del Apocalipsis, composición que muestra, personificados, a la muerte, el hambre, la guerra y la conquista, arrasando sobre las naciones. El tema se inspiró en el versículo 6 del Apocalipsis de san Juan. De acuerdo con esta tradición, la Muerte montaría un “caballo verdoso” que tenía poder para terminar con la vida de una importante parte de la población, usando entre otras estrategias la peste y la guerra.

 

https://www.metmuseum.org/art/collection/search/397057

 

Durero conocía bien que el afán de conquista era un componente del ciclo de empobrecimiento, contagios y muerte, tras lo cual vendría la guerra como una estrategia de construcción de riqueza. Así se leía en su tiempo la colonización sobre América y las consecuencias que se desataron, entre otras, la propagación de enfermedades en un mundo más interconectado.

Las epidemias azotaron Europa y América con ferocidad durante los siglos XVI al XVIII. No hubo artista que no contemplara los efectos de diferentes contagios a lo largo de su vida. Como individuos sumergidos en los problemas de su momento, dedicados también a satisfacer a ciertas clientelas, los artistas no escaparon de su condición humana. Algunas de las obras más impactantes de Rembrandt van Rijn (1606-1669) fueron pintadas en momentos donde la mortandad epidémica devastaba Amsterdam (1636), como por ejemplo El banquete de Baltasar.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/El_fest%C3%ADn_de_Baltasar_(Rembrandt)#/media/Archivo:Rembrandt-Belsazar.jpg

Pocos años antes, del taller de Peter Paul Rubens salió una pintura conocida como San Roque como patrón de la Peste (1623), perteneciente a la colección Thyssen-Bornemisza.

https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/rubens-peter-paul-taller/san-roque-como-patron-peste

Los católicos en Europa y en la Nueva España aceptaron a san Roque como una de las principales figuras intercesoras frente a la tragedia de la enfermedad epidémica. En México subsisten diferentes pinturas del santo, al cual se le representa como un peregrino que deja ver, en una de sus piernas, una de las llagas provocadas por el contagio, como también retratan al perrillo que curó al santo con su compañía, brindándole alimento y lamiendo sus heridas.

https://mexicana.cultura.gob.mx/es/repositorio/detalle?id=_suri:MUNAL:TransObject:5bce8cb27a8a02074f835f50

 

Casi no hubo pintor o escultor en la Nueva España que no recibiera un encargo de representar a san Sebastián. En Santa Prisca, en Taxco, como en muchos otros templos del país, pueden observarse esculturas exentas o lienzos con la representación del santo. Se le muestra recibiendo el martirio, asaeteado (flechado) innumerables veces hasta la muerte. De acuerdo con la leyenda, a pesar de que sus heridas le provocarían la muerte, Dios le salvó y recuperó la salud. Para las comunidades cristianas medievales, san Sebastián se convirtió en un patrón que protegía de los efectos de las epidemias, especialmente en Italia. Las pústulas, ronchas o granillos, característicos de ciertos virus, se asemejaron a las graves heridas de una flecha.

 

http://52.183.37.55/artworks/20112

 

Las epidemias generaron psicosis colectivas y la sociedad cristiana invirtió en muchos vehículos que permitieran concentrarse en el sentido de la vida: hacer el bien, imitar a Cristo, evitar la vanidad, lo perecedero y temporal, para aspirar a lo eterno. Los templos católicos mexicanos, los más antiguos, están llenos de muestras de las formas que la sociedad buscó, a través de la representación de santos y santas asociados con la enfermedad y la muerte multitudinaria, una salida a sus angustias.

Las colecciones de exvotos de los santuarios de los Remedios o de Guadalupe dan testimonio, entre otras situaciones, de personas que recuperaron la salud en las epidemias. Al respecto de la devoción por la Virgen de Guadalupe, tras una tremenda epidemia que asoló a la Ciudad de México a principios de la década de 1740, el pintor José de Ibarra dibujó el milagro atribuido a la guadalupana, al interponerse como escudo protector a los miasmas pestíferos. Dicho boceto fue grabado por Baltasar Troncoso y publicado en el libro de Cayetano de Cabrera y Quintero Escudo de armas de México: celestial protección de esta nobilísima ciudad de la Nueva España y de casi todo el mundo, en 1746.

 

virgen_arte.jpg

 

Los ejemplos aquí señalados intentan mostrar, de manera muy superficial, que el arte está acompañándonos en cualquier desasosiego. Al tiempo que esto se escribe, en la intimidad de estudios, talleres y hogares, millones de artistas dejan un poco de su (nuestro) acontecer en sus obras. No necesariamente referirán directamente al acontecimiento en sí, sino a los impulsos más profundos de la condición humana.

Nota escrita por: Dr. Alberto Soto, director del Departamento de Arte de la IBERO