IBERO diseña asignaturas híbridas para regresar a clases en nueva normalidad

Noticia escrita el: 7 junio, 2020 | Por: Administrador

  

    

La Universidad Iberoamericana Ciudad de México dará inicio a su semestre Otoño 2020 el próximo 10 de agosto, con la impartición de clases a distancia y en línea; y tentativamente regresará a sus clases presenciales entre el lunes 7 y el lunes 21 de septiembre, si así lo indican las autoridades y sólo si el semáforo epidemiológico se encuentra en color verde.

En la videoconferencia ‘Cómo regresar a clases: el modelo de la Universidad Iberoamericana’, la Maestra Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica, dijo que durante el semestre Otoño 2020 muchas de las asignaturas serán híbridas, es decir, que podrán ser impartidas de manera presencial o a distancia, y otras se ofrecerán totalmente a distancia o en línea.

Para todos los estudiantes que quieran volver al campus se asegurarán al menos dos materias híbridas, para que puedan empezar el semestre Otoño en agosto, en la modalidad a distancia y en línea. Y de regresar al campus en septiembre, en todas las áreas de la Universidad se mantendrá la sana distancia; y dentro de los salones de clases, talleres y laboratorios, se tendrá presente al mismo tiempo el 50% o menos del alumnado habitual.

En caso de que la autoridad local o federal decrete volver al confinamiento, se continuará con todas las clases a distancia; “por eso las clases tienen que ser diseñadas de manera híbrida”.

Te invitamos a revisar nuestro sitio especial IBERO COVID-19

Las asignaturas híbridas y la ‘Comisión 2020’

Todo lo enunciado forma parte de las decisiones colegiadas que se tomaron en la ‘Comisión 2020’ de la IBERO, creada ex profeso por la pandemia del coronavirus (junto con otras dos comisiones).

La Comisión 2020 está constituida fundamentalmente por autoridades académicas,  quienes semanalmente deliberan (desde la tercera semana de abril) cómo responderá la Universidad, en lo académico, a las condiciones de emergencia establecidas por el COVID-19 y a las indicaciones de las autoridades de salud, teniendo en mente, a mediano plazo, el regreso a clases en la nueva normalidad.

Esta Comisión 2020 fue la que determinó la necesidad de atender los objetivos de aprendizaje de laboratorios y talleres, que es lo que más se pierde con la educación a distancia; lo mismo que el diseño de prácticas profesionales y del servicio social, que también se han perdido con la distancia.

La Mtra. Schmelkes señaló que la Comisión 2020  también identificó la necesidad de “diseñar todas nuestras asignaturas de Otoño como asignaturas hibridas, de manera que se puedan dar tanto presenciales como a distancia; y la de formar a todos nuestros profesores, a los dos mil que tenemos dando asignaturas, para poder hacer eso”.

Como la Universidad nunca paró su operación, se decidió que el rediseño de las asignaturas para el Otoño 2020 parta de las buenas experiencias de educación a distancia y en línea que se recaben de los semestres Primavera y Verano (éste último, aún en curso y totalmente a distancia).

“Después la idea es formar a todos los docentes, que darán clases en Otoño, en el proceso de rediseñar su materia, para que pueda darse en línea o presencialmente, cualquiera de las dos, es decir, cada clase tendría que estar pensada para poderse dar de las dos maneras”.

Esto se está haciendo a través de una organización por academias, que son grupos de docentes que imparten materias comunes o muy cercanas  (cada grupo a cargo de un académico de tiempo completo), y que como comunidad de aprendizaje pueden apoyarse entre ellos para rediseñar las asignaturas. Cuando lo necesiten, la IBERO apoyará a estos grupos con cursos y materiales; y también pondrá a su disposición asesores tecnológicos y pedagógicos que los estarán acompañando en este proceso, que tendrá lugar durante el presente Verano.

Las medidas sanitarias y la ‘Comisión de Regreso’

Otra de las comisiones es ‘la Comisión de Regreso’, en donde están representadas todas las áreas de la Universidad, que sugieren a la Dirección General Administrativa los elementos necesarios para planear el regreso a las aulas, desde el punto de vista académico y sanitario.

Esta comisión definió: qué se debe hacer para establecer filtros al entrar a la Universidad, cómo controlar los espacios físicos, cómo saber que no hay más personas de las que pueden estar adentro de los salones, en los pasillos, en los lugares de conglomeración, en la biblioteca, en las cafeterías, etcétera.

Desde la parte médica y tecnológica, qué compras se requieren hacer, por ejemplo, de gel sanitario y tapabocas; y de las cámaras que se requieren instalar en algunas aulas para poder transmitir las clases a distancia.

La Comisión de Regreso tiene una ‘Subcomisión Médica’, integrada por los médicos que forman parte del Departamento de Salud y del Servicio Médico de la IBERO que, “están continuamente informándonos acerca de cómo va la pandemia y las medidas de seguridad que tenemos que tomar para que reamente nuestra seguridad sea de primer nivel, de máxima calidad, porque queremos asegurar el bienestar de nuestros estudiantes, de nuestro personal, de nuestros profesores”.

Asimismo, en la IBERO, “estamos diseñando un ‘Laboratorio de Prospectiva’, porque sabemos que la sociedad va a cambiar, va a cambiar en un periodo muy corto, desgraciadamente, con una mucha mayor cantidad de problemas, de problemas sociales, de problemas económicos, de problemas de salud”.

“Esperamos que podamos ir transitando hacia una sociedad más justa, más humana, más pacífica; esperamos eso. Y eso hace que tengamos que pensar en el papel de la Universidad en esta sociedad problemática y en esta sociedad diferente que queremos entre todos construir. Entonces estamos también diseñando este Laboratorio de Prospectiva, que evidentemente también es colegiado, e implica una relación muy estrecha, no solamente entre nosotros, sino también con otros académicos de otras universidades y con otros sectores de la población”.

Los principios de la IBERO durante la pandemia

En su videoconferencia, la Mtra. Schmelkes del Valle también hizo un recuento de los principios y estrategias que han guiado el quehacer de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México durante la pandemia del COVID-19.

Desde finales del semestre Primavera 2020 lo primero que saltó a la luz fue establecer como prioridad de la IBERO que no se iba a perder su formación integral con calidad educativa, la cual incluye las competencias disciplinares y el desarrollo de competencias genéricas, transversales a los planes de estudio.

Además de eso, la institución priorizó: la presencia de la realidad en su entorno inmediato y mediato, porque “enseñamos para una realidad”; el desarrollo de un espíritu crítico sobre esa realidad y “la reflexión permanente sobre la implicación de cada uno de nosotros, como profesionales, justamente frente a esa realidad”. Entonces en cada una de las clases el estudiantado reflexiona cómo esa materia le implica críticamente frente a una realidad problemática.

Un segundo principio para la IBERO es que las personas están en el centro; eso incluye a los profesores y estudiantes en su formación integral. “Nos dimos cuenta de que estas personas, tanto los estudiantes, como el personal de la Universidad, estaban pasando por periodos difíciles, estaban teniendo requerimientos de apoyo psicológico, pero también requerimientos de actividades lúdicas, de ejercitación física, de actividades incluso espirituales, que es una de las áreas de trabajo que maneja también la Universidad Iberoamericana, y pues no quisimos parar ninguna de esas, porque nos parece que todas ellas forman parte de esta formación integral”.

Igualmente, la IBERO le dio mucha importancia a la formación presencial, porque crea comunidad, es la que permite interacciones que fomentan el diálogo, la discusión, la participación y la formación cívica. “Esto nos llevó también a tener una conciencia muy clara de lo que se perdía con la distancia. Y yo creo que eso es muy importante tomarlo bien en cuenta, porque cuando regresemos, pues a eso es a lo que vamos a estarle dando más importancia”. Y, por otro lado, se tuvo la convicción de que la educación remota, a la que obligadamente se tuvo que migrar, es una fuente de nuevos aprendizajes sobre cómo educar.

Otro de los principios que guió a la Iberoamericana fue la construcción de comunidad, para que entre muchas cabezas, y no una sola persona, buscaran soluciones a una situación totalmente desconocida, imprevista e incierta.

En este sentido, el Equipo de Rectoría (que siempre ha existido, para orientar al Rector en la toma de decisiones), donde se reúnen quincenalmente el Rector y los Directores de todas las áreas de la Universidad, para atender lo ordinario y lo extraordinario, ha estado siendo  alimentado en sus deliberaciones por la Comisión 2020, la Comisión de Regreso y la Comisión Día a Día.

Durante este periodo de crisis por el COVID-19 el Equipo de Rectoría se ha reunido semanalmente, porque hay que estar tomando decisiones de manera cotidiana. “Este principio de crear comunidad para poder enfrentar la pandemia lo hemos traducido en esta creación de comisiones, en donde estamos continuamente deliberando acerca de las circunstancias y de las posibles soluciones. Y también formando comunidad académica en cada uno de los departamentos, para poder enfrentar el Otoño y lo que éste significa”.

Junto con la docencia, se consideró importante que continuaran otras funciones sustantivas de la Universidad. La investigación, que en la IBERO siempre ha tenido un enfoque de pertinencia social, ahora “decidimos ponerla al servicio de la pandemia y de sus consecuencias”.

En materia de difusión, se recuperó el papel de la IBERO como centro de pensamiento, y se dio inicio a actividades de naturaleza cultural, académica e intelectual, como debates en línea y videoconferencias.

Y en cuestión de vinculación, ésta implicó preocuparse por los sectores más desfavorecidos, “especialmente aquellos con los que nuestra institución está vinculada, comenzando con nuestros propios proyectos, como el Centro Meneses, el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco y los alumnos becados de la Universidad”.

Luego de verse obligada a migrar sus clases presenciales a la modalidad a distancia, entre el 30 de marzo y el 3 de abril la IBERO lanzó una encuesta a profesores y estudiantes, la cual puso de manifiesto que esa transición de presencial a virtual se pudo dar en una semana.

Asimismo permitió identificar necesidades de apoyo a docentes y a estudiantes, lo que derivó en el desarrollo de webinars para Brightspace (plataforma que maneja la Universidad), en las que participaron alrededor de 900 de los dos mil profesores que tiene la Iberoamericana. Luego se trabajó con materiales en línea, puestos para descarga, que eran sobre todo algunas infografías de apoyo pedagógico, para que los docentes reorganizaran sus cursos en educación a distancia.

Otra de las necesidades de atención que señaló la encuesta fue que las y los alumnos se estaban sintiendo agobiados porque los profesores les estaban dejando muchas tareas, por lo que la Universidad recomendó a sus docentes no poner más tareas de las que suelen dejar en tiempos de clases presenciales, ni más de las que puedan revisar.

La creación de comunidad para poder enfrentar la pandemia llevó a la Iberoamericana a constituir la Comisión 2020, la Comisión de Regreso y la ‘Comisión Día a Día’, esta última, la primera que empezó a funcionar, el 13 de abril (al regresó de las vacaciones de Semana Santa).

Lo primero que hizo la ‘Comisión Día a Día’ fue armar un sistema de cascada, que permitiera llegar a todos los estamentos, desde la Vicerrectoría hasta los estudiantes, pasando obviamente por los Directores Divisionales, Directores de Departamento, Coordinadores de carrera  y profesores de tiempo completo. Lo más importante en esta comisión era tener un flujo de información de arriba hacia abajo, y sobre todo de abajo hacia arriba, sobre lo que estaba pasando en las aulas con los estudiantes y con los docentes, para poder identificar problemas e irlos atendiendo oportunamente.

En esta etapa también se lanzó la ‘Convocatoria COVID-19’, para recibir de parte de docentes de la IBERO propuestas de proyectos de intervención y de investigación que atiendan las problemáticas causadas por la pandemia. Con los proyectos de investigación que resulten seleccionados para continuar, se espera comprender mejor la pandemia; y con los de intervención que se aprueben, poder beneficiar a quienes están siendo afectados de manera especial por el coronavirus.

También se hizo una convocatoria para conocer y recopilar las prácticas educativas a distancia y en línea emprendidas por los maestros durante la contingencia, en la Primavera y Verano 2020, a la que respondieron  con relatos sobre las transformaciones que hicieron en su manera de enseñar.

El semestre Primavera 2020, “tan imprevisto y tan innovador”, se cerró con otra encuesta a estudiantes y a profesores. Entre los datos más relevantes, la encuesta arrojó que de los mil 470 profesores que la respondieron, el 87% dijo que su curso nunca se interrumpió al transitar del campus presencial al campus virtual.

Señaló también que los objetivos de sus materias no se modificaron, o casi nada; y que los contenidos tampoco se modificaron. En el lado opuesto, las que más se modificaron fueron las actividades; y un poco también las formas de evaluación, justamente porque los exámenes no son la medida más adecuada para evaluar a los alumnos a la distancia, y entonces tuvieron que innovar aquellos profesores que dependían de los exámenes en sus formas de evaluación.

Respecto a la pregunta, ‘¿si impartes una materia que requiere el uso de talleres o laboratorios, cómo se sustituyeron?’, solamente el 2% de los profesores no encontró una alternativas, es decir, que la gran mayoría  encontró alternativas, a través de tutoriales, de simuladores o de demostraciones en vivo con alguna plataforma.

Entre los aspectos que mejoraron, empeoraron o se mantuvieron igual, al pasar de presencial a virtual, los docentes dijeron que la mayor parte de las cosas se mantuvieron igual, lo que más empeoró fue la convivencia (la falta de) y lo que mejoró fue la asistencia a clase y la participación de los alumnos.

A la pregunta, ‘¿qué tan difícil te resultó trabajar a distancia?’, solamente el 8% de los maestros respondió que mucho. “Lo que nos indica, la verdad, una enorme capacidad de adaptación de nuestro personal docente”, resaltó la Vicerrectora.

A ‘¿qué tanto deseas continuar brindando educación a distancia?’, el 46% de los profesores respondió que mucho y el 37% que algo. “Esto nos dice mucho acerca de lo que hemos aprendido durante la pandemia, de diferentes maneras de educar, sobre todo, de utilizar la tecnología para educar”.

fotografía: Pedro Rendón

Y a ‘¿qué sientes cuando piensas en volver a clases dentro de la Universidad?’, el 58% dijeron que entusiasmo, el 29% que esperanza; y sólo el 9% que angustia y el 5% que miedo.  “O sea, que en términos generales hay muchas ganas de regresar a clases presenciales y a la vida del campus”.

La videoconferencia ‘Cómo regresar a clases: el modelo de la Universidad Iberoamericana’ formó parte de la serie de webinars ‘Los impactos del COVID-19 en América Latina y el Caribe’, organizada por  la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) y el Espacio Común de Educación Superior en Línea (ECESELI).

Nota escrita por:  PEDRO RENDÓN/ICM